lunes, 25 de marzo de 2013

Naturaleza Moteña

El paisaje de Mota del Cuervo es el típico de cualquier población de la mancha. Mota del Cuervo está rodeado de campos de cereales, vides y olivos, pero además de estos paisajes y de las extraordinarias lagunas de Manjavacas, Mota del Cuervo cuenta con un gran bagaje natural, entre los que podemos destacar el conocido “Cerro Mingote”, la Sierra de los Molinos y la Carrasca Milenaria.

La encina milenaria o encina Rubí se encuentra al sur de Mota del Cuervo, cerca del río Záncara. El nombre científico de la encina es Quercus ilex ssp.rotundifolia. esta encina tiene un tronco que le caracteriza, ya que de su tronco parten cinco gruesas ramas con dirección ascendente, a las que se van uniendo un complejo entramado de ramas. La copa de la encina es redondeada y, tal y como reflejan sus dimensiones, es extraordinariamente amplia.

La encina presenta un estado de conservación muy bueno, aunque, debido a su avanzada edad, tiene señales de pudrición y está descortezado en algunos puntos bajos del troco. También podemos encontrar agujeros de pájaro carpintero. Se piensa que la encina debió formar parte de un encinar que se roturó para cultivarlo de viñedo, ya que no muy lejos se pueden encontrar pequeñas arboledas de encinas. La altura de la encina es de 21 metros con un perímetro de 7,80 metros y la anchura máxima de su copa es de 32,50 metros.


Encina milenaria de Mora del Cuervo. Fuente: www.mota-del-cuervo.com
La sierra de los molinos se trata del punto más elevado del pueblo, situándose en el extremo este del pueblo. Debe su nombre a la presencia de siete molinos de viento que majestuosamente flanquean la población en lo alto de la sierra. Tiene una extensión de 110.949 m2 ubicados sobre un sustrato compuesto principalmente por calizas dolomíticas, dolomías, margas, arenas y limonitas. En la zona más elevada predominan las calizas y las calizas dolomíticas del jurásico.

En la zona más alta de la sierra predomina el tomillar mixto. Este es un tipo de matorral bajo integrado por una mezcla de plantas leñosas enanas pertenecientes a familias muy diversas y de hierbas vivaces pertenecientes a la familia de las gramíneas. Este tipo de formación está muy extendida por toda la sierra, asociada a otras especies como son el romero, la aliaga, etc. El tomillar mixto es una agrupación que cuenta con numerosos elementos que pueden instalarse directamente sobre tierras agrícolas marginales en las que se ha abandonado el cultivo. Su cubierta global suele ser baja, entre el 50-80%, prestando poca protección al suelo y haciéndolo susceptible de la erosión.

El Cerro Mingote se trata de uno de los parajes con más encanto para la población de Mota del Cuervo, ya que aquí se hacen diferentes actividades de ocio entre los grupos de amistades del pueblo. Situado sobre un cerro formado por un sustrato de conglomerados, areniscas, margas, calizas y yesos del paleógeno. Dada la cercanía al municipio, apenas un Kilómetro, el uso que se le da al cerro es muy habitual. En su interior encontramos una zona de merenderos con amplio espacio dedicado a juegos infantiles, campo de fútbol y baloncesto. Además cuenta con una zona de aseos y con fuentes de agua potable.

 El Cerro Mingote se caracteriza por ser una arboleda de tipo esclerófilo de gran capacidad de resistencia a la xericidad del entorno. La especie predominante es Pinu pinea o pino piñonero, con una talla media de 25 a 30cm de altura, aunque se encuentra formando masas con Pinus halepensis o pino carrasco. Pero lo que aporta mayor originalidad a la composición florística de estos pinares es la presencia de un grupo de especies características de la clase Cisto-Lavanduletea, que habitan perfectamente en las rañas y suelos arenosos que sirven de sustrato a los pinos.

martes, 19 de marzo de 2013

Alfarería Moteña

“El Balcón de la Mancha” es un pueblo de alfareros, incluso un barrio de la localidad se denomina las Cantarerías, ya que es el barrio donde nació la alfarería en la localidad. El barrio se encuentra al noroeste de la localidad, en una de las partes más altas. Los habitantes del barrio se han dedicado tradicionalmente a la elaboración de cántaros y artilugios cerámicos. En la actualidad solo quedan cuatro cantareras que aún se siguen dedicando a esta labor y las piezas que salen de su trabajo se destinan principalmente a la decoración.

La singularidad de la alfarería moteña es que siempre han sido las mujeres las que se han dedicado a la elaboración de los cántaros, cantarillas y otras piezas de cerámica. También son las mujeres las que preparan el barro con unos originales procesos de elaboración, cocción y venta. Durante años toda la familia se dedicaba a la alfarería, los hombres sacaban el barro y lo transportaban y una vez que las piezas estaban listas las llevaban al resto de pueblos para su venta. Los “chicotes” y “chicotas” pisaban el barro y las mujeres lo modelaban.

En “La Mota” los alfareros nunca han contado con locales adaptados para llevar a cabo sus trabajos, los talleres estaban colocados en las viviendas de los alfareros. La cocina, en invierno y los porches en verano. En el patio, remojaban el barro en una pila rectangular y en los poyos adosados a la pared de la cocina se sentaban a trabajar con el barro.

Antiguamente el número de alfareras era mayor, por lo que el número de hornos también era mayor, muchos de ellos de propiedad privada que siempre tuvieron un uso comunitario. Esta característica hizo que la alfarería de Mota del Cuervo desarrollara todo un sistema de medidas y numeración y de señales particulares para el reconocimiento de las respectivas piezas. Hoy, solo queda el de la plaza de la Cruz verde, más conocida como la placeta, que perteneció al Conce, ahora propiedad del ayuntamiento.


Horno del museo de la alfarería de Mota del Cuervo donde se cuecen las piezas de alfarería. Fuente propia


Extracción del Barro:

El barro utilizado por la cantarera se extrae de los barerros, situados a unos cuantos kilómetros del pueblo. Antiguamente, eran una especie de minas consistentes en un pozo, en cuya boca se colocaba un trípode con una garrucha para subir el barro. Ahora, los barreros están cegados y la extracción se hace con máquinas excavadoras.

Preparación:

En la casa, el barro se seca al sol, luego se amontona y la cantarera va tomando la cantidad que necesita, la machaca y la pone en remojo durante veinticuatro horas. Pasado este tiempo, el barro se coloca sobre el suelo para ser pisado, hasta tres veces, para formar la pisa. De aquí, se van tomando pellas y se esgorullan, es decir, se quitan las piedrecillas y otras impurezas para dejarlo lo más limpio posible. Después, se hacen rollos de barro.

Elaboración de piezas:

La cantarera coloca una capa de ceniza en el rodillo del torno y coloca la torta con la que da forma a la base de la vasija. Luego, pega los rollos de barro con los que levanta el cuerpo de la pieza (urdir). Al tiempo va aluciando (alisando) por dentro y por fuera el barro. Una vez hecho el cuerpo, se deja en reposo durante un día, y después se raerá con una raedera de madera. El siguiente paso es lustrar la pieza con un trapo mojado. Terminada la obra se deja secar en un lugar sin corrientes para evitar que la pieza se hienda (agriete). Cuando está seca, se lleva al horno para su cocción durante unas ocho horas. Tras dejarlo enfriar lentamente para que no haya roturas en las piezas por el cambio de temperatura, se procede a desenhornar. Ya están listos para su venta. 

jueves, 14 de marzo de 2013

La Llueca

“La Mota” es un pueblo de tradiciones y la llueca es una de ellas. Dos fines de semana después del carnaval o 5 semanas antes de Semana Santa, cada cual que elija la fecha, se canta la llueca. Es una celebración un tanto peculiar, muy parecida a la mona de jueves lardero en la que se come un bollo tradicional.


Después del carnaval ya no hay más fiestas notables, por ello todo el pueblo espera este día para volver a juntarse con los amigos. El origen de la tradición se desconoce pero ya tiene sus años y, aunque la tradición se está perdiendo, la gente espera el día con entusiasmo. En este día Mota del Cuervo sube a su sierra para reunirse y cantar todos juntos la llueca. Es un día donde la tradición, el folclore y la gastronomía se unen para formar un triángulo perfecto: diversión, alegría y unión.


Moteños bailando las jotas en el día de la Llueca. Fuente: www.mota-del-cuervo.com


Pero para conocer bien la fiesta hay que saber que es la llueca. La llueca o el pollo es un bollo que se hace única y exclusivamente en esta época del año. El bollo puede tener varias formas, la más típica es redonda con una trenza en el centro, la segunda, la menos típica, tiene forma de gallina. En este día se hace la típica molienda en el molino más emblemático del pueblo “El Gigante” así como bailen típicos.

La jota, la seguidilla y las sevillanas se meten en la piel de los moteños, en todos, aunque muchos no sepamos ni movernos. La música invade la sierra, se baila, se come y sobre todo se canta. El día de la llueca no está completo hasta que no se canta la típica canción que da paso al momento de comer. La canción es esta:

“Una llueca, cucuracada, puso un huevo en la cañada,

Puso uno, puso dos, puso tres, puso cuatro, puso cinco,

Puso seis, puso siete, puso ocho, puso nueve, puso diez,

Bajó la madre de dios y se los comió tó y lo que sobró me lo comí yo”


Pero la fiesta no es solo de los adultos, los niños disfrutan como lo que son, niños. Es típico que en este día los “chicotes” suban a la sierra y allí vuelen sus cometas. Ese día los niños demuestran todo su “poderío”, ese día si no tienes una cometa no eres nadie. Cuando todas las cometas están en el aire se celebra un concurso de cometas, donde se premian a las cometas más bonitas, originales y que más alto vuelan.

Lo que es evidente es que el día de la llueca es un día de reunión, de fraternidad, donde todo el pueblo se une en este día especial. Nadie quiere perderse este día campero, pero sobre todo, nadie quiere perderse ver la llueca cantar.

martes, 12 de marzo de 2013

Regresar a Mota del Cuervo

Manuel Terrín Benavides


Alargo el alma para hacerla puente

Sobre crenchas históricas de espuma.

Alargo el alma en magnitud de suma,

Siempre de contenido a continente.


Borro después la línea divisoria

Del tiempo y me sorprende el transitivo

Reflejo de estas calles y ese altivo

Murallón de altomira, blanca historia.


Derrotada a la espalda la mentira

Nace un lecho de verdes acuarelas.

Mota del Cuervo: aristas paralelas

Bajo las cuales nuestro honor respira.


Muros viejos, altivos centinelas.

Razas emprendedoras. Pan mordido

Que deja entre la sangre un alarido

Y en la boca de Dios dolor de muelas.

Llego hasta Manjavacas, desafío

De pétalos hermosos, grato aroma

y bruscamente avaro se desploma

el corazón del tiempo sobre el mío.


San Agustín, virgen del Valle, preces

Lanzando en soledad luz infinita,

Pasión de los moteños donde a veces

El cielo su grandeza precipita.


Molinos de conducta uniformada

Donde un salmo de viento se refleja.

Aquí derramaré mi sangre vieja

Para hallarla después resucitada.


Virgen de Arriba: sol que purifica.

Al alba, cuando Dios abre la puerta

De esta paz infinita, magna oferta,

La eternidad revienta y me salpica.