La singularidad de la alfarería
moteña es que siempre han sido las mujeres las que se han dedicado a la
elaboración de los cántaros, cantarillas y otras piezas de cerámica. También
son las mujeres las que preparan el barro con unos originales procesos de
elaboración, cocción y venta. Durante años toda la familia se dedicaba a la
alfarería, los hombres sacaban el barro y lo transportaban y una vez que las
piezas estaban listas las llevaban al resto de pueblos para su venta. Los
“chicotes” y “chicotas” pisaban el barro y las mujeres lo modelaban.
En “La Mota” los alfareros nunca
han contado con locales adaptados para llevar a cabo sus trabajos, los talleres
estaban colocados en las viviendas de los alfareros. La cocina, en invierno y
los porches en verano. En el patio, remojaban el barro en una pila rectangular
y en los poyos adosados a la pared de la cocina se sentaban a trabajar con el
barro.
Antiguamente el número de
alfareras era mayor, por lo que el número de hornos también era mayor, muchos
de ellos de propiedad privada que siempre tuvieron un uso comunitario. Esta
característica hizo que la alfarería de Mota del Cuervo desarrollara todo un
sistema de medidas y numeración y de señales particulares para el reconocimiento
de las respectivas piezas. Hoy, solo queda el de la plaza de la Cruz verde, más
conocida como la placeta, que perteneció al Conce, ahora propiedad del
ayuntamiento.
Horno del museo de la alfarería de Mota del Cuervo donde se cuecen las piezas de alfarería. Fuente propia |
Extracción del Barro:
El barro utilizado por la
cantarera se extrae de los barerros, situados a unos cuantos kilómetros del
pueblo. Antiguamente, eran una especie de minas consistentes en un pozo, en
cuya boca se colocaba un trípode con una garrucha para subir el barro. Ahora,
los barreros están cegados y la extracción se hace con máquinas excavadoras.
Preparación:
En la casa, el barro se seca al
sol, luego se amontona y la cantarera va tomando la cantidad que necesita, la
machaca y la pone en remojo durante veinticuatro horas. Pasado este tiempo, el
barro se coloca sobre el suelo para ser pisado, hasta tres veces, para formar
la pisa. De aquí, se van tomando pellas y se esgorullan, es decir, se quitan
las piedrecillas y otras impurezas para dejarlo lo más limpio posible. Después,
se hacen rollos de barro.
Elaboración de piezas:
La cantarera coloca una capa de
ceniza en el rodillo del torno y coloca la torta con la que da forma a la base
de la vasija. Luego, pega los rollos de barro con los que levanta el cuerpo de
la pieza (urdir). Al tiempo va aluciando (alisando) por dentro y por fuera el
barro. Una vez hecho el cuerpo, se deja en reposo durante un día, y después se
raerá con una raedera de madera. El siguiente paso es lustrar la pieza con un
trapo mojado. Terminada la obra se deja secar en un lugar sin corrientes para
evitar que la pieza se hienda (agriete). Cuando está seca, se lleva al horno
para su cocción durante unas ocho horas. Tras dejarlo enfriar lentamente para
que no haya roturas en las piezas por el cambio de temperatura, se procede a
desenhornar. Ya están listos para su venta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario