Alargo el alma para hacerla puente
Sobre crenchas históricas de
espuma.
Alargo el alma en magnitud de suma,
Siempre de contenido a continente.
Borro después la línea divisoria
Del tiempo y me sorprende el
transitivo
Reflejo de estas calles y ese
altivo
Murallón de altomira, blanca
historia.
Derrotada a la espalda la mentira
Nace un lecho de verdes acuarelas.
Mota del Cuervo: aristas paralelas
Bajo las cuales nuestro honor
respira.
Muros viejos, altivos centinelas.
Razas emprendedoras. Pan mordido
Que deja entre la sangre un
alarido
Y en la boca de Dios dolor de
muelas.
Llego hasta Manjavacas, desafío
De pétalos hermosos, grato aroma
y bruscamente avaro se desploma
el corazón del tiempo sobre el
mío.
San Agustín, virgen del Valle,
preces
Lanzando en soledad luz infinita,
Pasión de los moteños donde a
veces
El cielo su grandeza precipita.
Molinos de conducta uniformada
Donde un salmo de viento se
refleja.
Aquí derramaré mi sangre vieja
Para hallarla después resucitada.
Virgen de Arriba: sol que
purifica.
Al alba, cuando Dios abre la
puerta
De esta paz infinita, magna
oferta,
La eternidad revienta y me
salpica.
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