martes, 12 de marzo de 2013

Regresar a Mota del Cuervo

Manuel Terrín Benavides


Alargo el alma para hacerla puente

Sobre crenchas históricas de espuma.

Alargo el alma en magnitud de suma,

Siempre de contenido a continente.


Borro después la línea divisoria

Del tiempo y me sorprende el transitivo

Reflejo de estas calles y ese altivo

Murallón de altomira, blanca historia.


Derrotada a la espalda la mentira

Nace un lecho de verdes acuarelas.

Mota del Cuervo: aristas paralelas

Bajo las cuales nuestro honor respira.


Muros viejos, altivos centinelas.

Razas emprendedoras. Pan mordido

Que deja entre la sangre un alarido

Y en la boca de Dios dolor de muelas.

Llego hasta Manjavacas, desafío

De pétalos hermosos, grato aroma

y bruscamente avaro se desploma

el corazón del tiempo sobre el mío.


San Agustín, virgen del Valle, preces

Lanzando en soledad luz infinita,

Pasión de los moteños donde a veces

El cielo su grandeza precipita.


Molinos de conducta uniformada

Donde un salmo de viento se refleja.

Aquí derramaré mi sangre vieja

Para hallarla después resucitada.


Virgen de Arriba: sol que purifica.

Al alba, cuando Dios abre la puerta

De esta paz infinita, magna oferta,

La eternidad revienta y me salpica.

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