lunes, 22 de abril de 2013

La Torre de la Cautiva

Cuenta la leyenda que una tarde, cierta doncella cristina paseaba a caballo por las orillas del río Záncara, tan distraída iba mirando el paisaje que casi llegó al límite moro.  Cuando se quiso dar cuenta del peligro los moros ya se habían abalanzado sobre ella. Era bien entrada la noche cuando la cautiva llegaba a la fortaleza mora. El hijo del Caíd se enamoró de la doncella al instante de verla, por ello el Caíd intentó convencerla para que se casara con su hijo, ante lo que se negó. 

Tras varios días de maltrato los moros encerraron a la prisionera en una torre. Cuando el joven Alí, hijo del Caíd, se fue a una guerra contra los cristianos, el Caíd mandó tapiar la puerta de la prisión de la doncella para que no pudiera escapar. Tras ser tapiada la puerta, la doncella creyó que su fin había llegado, no hablaba con nadie y el único ruido que escuchaba era el aire entrando por la ventana de la torre. Los días pasaban y los moros no le pasaban ni comida ni agua y la sed comenzaba a hacer aparición. Con ganas de beber agua se acercó a su cántaro para ver si había algo de agua. Cuando llegó al cántaro para su sorpresa estaba a mitad de agua y se bebió con ansia lo que quedaba en el cántaro. Como la doncella era cristiana durante ese día se dedicó a rezar al cielo para dar las gracias a Dios por ese regalo. Cuando llegó la madrugada del tercer día escuchó un ruido extraño fuera de su celda, era un cuervo que estaba intentando abrirse paso por los barrotes con un pan en su pico. Cogió el pan y volvió a rezar a Dios, a partir de ese día no le volvió a faltar pan y agua en la celda. 
Escudo de Mota del Cuervo.

Una tarde asomada a su ventana la joven doncella vio acercarse a una horda de moros acercarse a su celda. A la cabeza de los moros se acercaba el joven Alí. Cuando se estaban acercando a la celda una tropa de cristianos salió de la oscuridad del bosque y comenzaron a tocar las cornetas y los tambores de guerra. Cuando comenzó la batalla los moros que había en la torre mandaron refuerzos a sus compañeros pero ya era tarde, los cristianos les cortaron el paso impidiéndoles su entrada. Mientras se libraba la batalla una de las flechas del combate entró por la ventana de la doncella y le rozó el hombro bañándole en sangre. Como consecuencias de la guerra, el joven Alí acabó moribundo y su último deseo fue ver a la doncella encerrada en la torre, el general cristiano, le concedió el deseo por ser su última voluntad.

Ante la belleza de la doncella, el joven Alí pidió su conversión al cristianismo para que en la otra vida pudiese estar junto a ella, ya que en esta no lo había conseguido. La joven doncella cumplió su deseo bautizándole en la celda de la torre. Cuenta la leyenda que al final de la batalla los cristianos conquistaron la plaza de La Mota, más conocida como “La torre de la cautiva”. Al pueblo de La Mota se le añadió el nombre de El Cuervo en honor al ave que durante días le llevó comida y agua a la cautiva. 

miércoles, 10 de abril de 2013

Platos Moteños

Morteruelo

Ingredientes para 10 personas

½ liebre o conejo de campo
1 Perdiz
¼ Gallina
¼ jamón serrano
¼ hígado de cerdo
¼ Panceta
      300g pan rallado
150 cc aceite de oliva
      Sal
      Pimientos
Pimentón
Clavo molido y canela al gusto
Alcaravea

Preparación

Poner a cocer todas las carnes (bien peladas y limpias) durante más o menos 3 horas. Una vez cocidas sacar y limpiar bien de huesos y piel (las aves) y cortar fino al cuchillo, reservar el caldo de cocción.
En una sartén grande pondremos el aceite y cuando esté caliente añadiremos el pimentón, dejar  freír  5 segundos  y añadirle el caldo de cocción, las especias y la sal.
Cuando empiece a hervir le pondremos el pan rallado, dejándolo cocer durante 5 minutos y se le añaden las carnes picadas y se deja cocer durante 20 minutos a fuego lento, moviéndolo de vez en cuando para que no se pegue, ponerlo a punto de sal y hervir en cazuelitas de barro.

Plato de Mostillo típico de Mota del Cuervo. Fuente: http://10000maneras.blogspot.com.es/2012_03_01_archive.html

Mostillo

Ingredientes

Harina
Azúcar
Anís
Cáscara de naranja
Raspadura de limón
Clavo

Preparación

Se pone a cocer el agua con anís, la raspadura de limón, la cáscara de naranja y el clavo.
Aparte se bate harina y se tuesta azúcar
Se cuela el agua hervida y se añada la harina batida y el azúcar tostada; se pone al fuego sin dejar de mover hasta que esté bien cocido. Por último se deja reposar y se come frío

Huevos Rellenos de sancho

Ingredientes

Huevos
Guisantes
Bonito
Pimentón
Zanahoria
Mantequilla
Pisto Manchego

Preparación

A los huevos cocidos, una vez partidos por la mitad, se les sacan las yemas. Se rellenan las cavidades con una pasta preparada con las yemas y un picado de guisantes, bonito, pimentón y zanahoria. Una vez relleno, se introducen en horno en una fuente, rociándolos con mantequilla fundida y recubriéndolos con el pisto manchego.

lunes, 8 de abril de 2013

Un poco de historia

Algunos autores afirman que el territorio que actualmente ocupa Mota del Cuervo estuvo habitado desde tiempos muy remotos y toman como prueba de ello los vestigios arqueológicos hallados en parajes del término municipal. Se tiene constancia de al menos dos motillas de la Edad del Bronce, así como poblaciones iberorromanas (El Zagarrón, El Castellar, Manjavacas). Sin embargo, es a partir de la Reconquista y sobre todo tras la repoblación de la zona por parte de la Orden de Santiago,  cuando se puede hacer un seguimiento algo más lineal de la historia de Mota del Cuervo.

En 1243, fecha de la sentencia del pleito seguido entre Alcaraz y la Orden de Santiago por el control de la Mancha, se nombra a Manjavacas y El Cuervo. De momento se desconoce si este lugar fue anterior o contemporáneo a La Mota y si quedaron fusionados en un momento dado. Un siglo después, cuando el Maestre Don Fadrique constituyó el llamado “Común de la Mancha”, es decir, una asociación entre pueblos de una misma jurisdicción con fines ganaderos y fiscales, se seguía mencionando El Cuervo.
En cuanto a Manjavacas, sus vecinos se fueron trasladando debido al continuo estado de enfermedad en que vivían, hasta que quedó despoblada. Este despoblamiento ocurrió al mediar el siglo XIV, posiblemente coincidiendo con el avance de la peste negra.

En 1394 ya aparece el nombre de “La Mota” en un privilegio de confirmación de propiedad sobre ciertos montes. Y pocos años más tarde, en 1416, se le concede fuero.
Para el período del dominio santiaguista contamos con una fuente documental fundamental que nos permite conocer la evolución de los pueblos de la Mancha a finales de la Edad Media. Hablamos de los Libros de Visitas de la Orden de Santiago, que cubren un periodo desde 1468 hasta 1606. Las visitas de los primeros años recogen el estado de abandono y depauperación que había en la época inmediatamente anterior. En estos libros se anotaba el informe detallado de la visita realizada a los lugares, edificios y bienes de la Orden.
La labor de los Reyes Católicos como Administradores perpetuos de los bienes de la Orden, puede ser calificada de una verdadera reconstrucción de la Mancha santiaguista en todos los aspectos. En primer lugar, intentaron acabar con el arraigado sentido feudal que el territorio tenía, manifestado en el empeño que ponían los visitadores en reconstruir las murallas caídas o las viejas fortalezas de la Orden. A finales del siglo XV se nombra una fortaleza en la Mota, “que está en el centro de la dicha villa, derrocada por el propio concejo y por mandato del marqués de Villena ”. 

Durante su reinado también se reanima el proceso poblacional; un aumento que viene acompañado por un fenómeno de concentración urbana -iniciado por los santiaguistas- en escogidos y potenciados núcleos de población que acaban con un asentamiento primitivo. En Mota se va a pasar de 190 vecinos en 1494 a 209 en 1511. A partir de esta fecha se rompe el estancamiento y la población crece continuamente: se llega a 500 vecinos en 1575, para alcanzar 850 en 1752. No obstante, los datos poblacionales varían según los autores.


Plaza del ayuntamiento de Mota del Cuervo. Fuente: www.mota-del-cuervo.com

Otro aspecto de la obra de los Reyes Católicos es el aumento y la eficacia en la construcción de iglesias y otros edificios. A partir de 1507 se comienzan a fundar hospitales para pobres.
En 1542, según Provisión de Carlos I y conservada en el Archivo Municipal ya aparece completo el nombre de “La Mota El Quervo”. Gracias a las llamadas Relaciones Topográficas de Felipe II (1575) contamos con una fuente de gran valor para conocer la situación económica y social en este periodo: los habitantes eran en su mayoría pobres, trabajadores “que ganan de comer con sus brazos”, las casas eran bajas y pequeñas hechas de tierra y piedra. Había diez casas de hidalgos. En esta época pertenecía al Reino de Toledo y para los pleitos en grado de apelación recurrían a la Chancillería de Granada. También estaban bajo la jurisdicción del Prior de Uclés, por ser territorio de la Orden de Santiago.
El 19 de marzo de 1614, el Rey Felipe IV concede a La Mota el privilegio de villazgo y jurisdicción en primera instancia.

A mitad del siglo XVIII, el Catastro de Ensenada, aunque realizado con fines fiscales, se convierte en una de las fuentes más ricas para conocer los pueblos de Castilla. De Mota sabemos, entre otras cosas, que contaba con 850 vecinos, 100 pobres de solemnidad, 15 molinos de viento, 3 hornos de cocer cántaros, 1 pozo de nieve, ninguna taberna, 3 mesones, 2 hospitales y que la patrona de la villa era Nuestra Señora de la Concepción y sus abogados los Arcángeles San Miguel y San Rafael.

Ya en el siglo XIX, y tras la reorganización provincial de Javier de Burgos en 1833, Mota del Cuervo deja de pertenecer a Toledo, para ser incluida dentro de la provincia de Cuenca. En esta época seguía siendo un pueblo eminentemente agrícola, pero seguía caracterizándose por su actividad alfarera. Desde entonces, esta villa manchega ha continuado un devenir histórico sin grandes acontecimientos que destacar, que la han situado dentro de los principales pueblos de la provincia conquense. Todo ello gracias a factores propios de la forma de ser de los moteños, como a factores físicos: situación geográfica estratégica, tierras de calidad, etc.
Desde el punto de vista turístico, fueron los años sesenta y setenta, a pesar del declive demográfico, los de mayor auge. Se reconstruyeron los Molinos de Viento y se cedieron a distintas embajadas, adquirió la denominación geoturística de “Balcón de la Mancha” y ganó durante dos años consecutivos el primer premio en los Concursos Provinciales de Embellecimiento y Mejora de los pueblos. También sus fiestas patronales, la “Traída y la Llevada de la Virgen”, fueron declaradas de Interés Turístico.