Cuenta la leyenda que una tarde, cierta
doncella cristina paseaba a caballo por las orillas del río Záncara, tan
distraída iba mirando el paisaje que casi llegó al límite moro. Cuando se quiso dar cuenta del peligro los
moros ya se habían abalanzado sobre ella. Era bien entrada la noche cuando la
cautiva llegaba a la fortaleza mora. El hijo del Caíd se enamoró de la doncella
al instante de verla, por ello el Caíd intentó convencerla para que se casara
con su hijo, ante lo que se negó.
Tras varios días de maltrato los moros encerraron
a la prisionera en una torre. Cuando el joven Alí, hijo del Caíd, se fue a una
guerra contra los cristianos, el Caíd mandó tapiar la puerta de la prisión de
la doncella para que no pudiera escapar. Tras ser tapiada la puerta, la
doncella creyó que su fin había llegado, no hablaba con nadie y el único ruido
que escuchaba era el aire entrando por la ventana de la torre. Los días pasaban
y los moros no le pasaban ni comida ni agua y la sed comenzaba a hacer
aparición. Con ganas de beber agua se acercó a su cántaro para ver si había
algo de agua. Cuando llegó al cántaro para su sorpresa estaba a mitad de agua y
se bebió con ansia lo que quedaba en el cántaro. Como la doncella era cristiana
durante ese día se dedicó a rezar al cielo para dar las gracias a Dios por ese
regalo. Cuando llegó la madrugada del tercer día escuchó un ruido extraño fuera
de su celda, era un cuervo que estaba intentando abrirse paso por los barrotes
con un pan en su pico. Cogió el pan y volvió a rezar a Dios, a partir de ese
día no le volvió a faltar pan y agua en la celda.
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Escudo de Mota del Cuervo. |
Una tarde asomada a su ventana la joven
doncella vio acercarse a una horda de moros acercarse a su celda. A la cabeza
de los moros se acercaba el joven Alí. Cuando se estaban acercando a la celda
una tropa de cristianos salió de la oscuridad del bosque y comenzaron a tocar
las cornetas y los tambores de guerra. Cuando comenzó la batalla los moros que
había en la torre mandaron refuerzos a sus compañeros pero ya era tarde, los
cristianos les cortaron el paso impidiéndoles su entrada. Mientras se libraba
la batalla una de las flechas del combate entró por la ventana de la doncella y
le rozó el hombro bañándole en sangre. Como consecuencias de la guerra, el
joven Alí acabó moribundo y su último deseo fue ver a la doncella encerrada en
la torre, el general cristiano, le concedió el deseo por ser su última
voluntad.
Ante la belleza de la doncella, el joven Alí
pidió su conversión al cristianismo para que en la otra vida pudiese estar
junto a ella, ya que en esta no lo había conseguido. La joven doncella cumplió
su deseo bautizándole en la celda de la torre. Cuenta la leyenda que al final
de la batalla los cristianos conquistaron la plaza de La Mota, más conocida
como “La torre de la cautiva”. Al pueblo de La Mota se le añadió el nombre de
El Cuervo en honor al ave que durante días le llevó comida y agua a la cautiva.