No
está claro si en los inicios de esta tradición, los danzantes eran solo hombres
o mujeres como es en la actualidad, ni tampoco se conoce el año exacto del
inicio de esta festividad. A principios de mayo las danzantas salen a las
calles del pueblo para alegrarlas con sus bailes y canciones. Cuatro moras y
Cuatro cristianas guiadas, junto con su porra, no descansan ni un segundo. Desde
que ponen un pie en la calle las danzantas no paran de bailar, de cantar y de
recitar poesías para el disfrute de todo el pueblo.
Cada
domingo las danzantas bailan en un sitio específico del pueblo bajo la atenta
mirada de los vecinos del barrio y de otros curiosos que se acercan para verlas
bailar y disfrutar al son de su música. Como recompensa del esfuerzo realizado
la gente del pueblo les dona dinero para que en los próximos años puedan seguir
danzando.
Danzantas bailando el día del Ofrecimiento en la plaza de la iglesia "El Santo". Fuente: www.mota-del-cuervo.com |
Después
de unas semanas llega uno de los mejores momentos de esta festividad, la quema
del “Sapo”. Este día se celebra unas siete semanas después del domingo de Pascua
y la tradición se remonta a la reconquista árabe. Danzantas y danzantes
recorren el pueblo al son de la dulzaina y de los tambores, paseando al “Sapo”
por todo el pueblo. Cuando la figura llega a un cruce, la danza se interrumpe
para dar paso a un pregón especial, un pregón con un toque satírico y que suele
ser de un tema de actualidad. Para seguir con la danza el pregonero tiene que
terminar con la frase “¡que vocen todos los chicotes!” sino la danza no se
puede reaunudar. Este día termina con la
quema del “Sapo” en la plaza de la iglesia “El Santo”, esta figura tiene un carácter
satírico y es una representación de un tema de la actualidad española.
Tras
varios días danzando y cantando llega el momento del ofrecimiento. En este día
el pueblo se reúne en la plaza de la iglesia de “El Santo” para ver danzar a
las danzantas y salir con ellas a ofrecer. Las danzantas salen del brazo de
aquel que quiera ofrecer mientras ellas continúan con su danza. Al finalizar el
ofrecimiento aparecen en escena los caballos para dar vueltas alrededor de la
iglesia a los más pequeños del pueblo.
Cuando
todo está llegando a su fin, las danzantas hacen una última actuación en la
plaza de la iglesia, en esta actuación cantan todas sus canciones, danzan con
tristeza, y recitan sus poesías bajo lágrimas, ya que su fiesta termina y con
ella ponen fin a su etapa de danzantas para dejar lado a una nueva generación
de danzantes.
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